jueves, 25 de abril de 2013

RAPSO FALARIA VUELVE CON LIDIA FERNÁNDEZ


      Fotografía: Carolina Franquiz

Han pasado dos misteriosos años desde que la que escribe hizo la última entrevista de dos. Lo que iba a comenzar a ser una persecución masiva de poetas con la intención de desenmascarar frente a un foco cegador las verdaderas pulsiones de los susodichos bajo la sutil presión de la organización Rapso Falaria, se quedó en lo que suele llamarse “agua de borrajas” o bien, continuando con el imaginario popular, agua que no mueve molinos... (ya sé, no es así exactamente) Vamos, que Rapsofalaria se autosecuestró para guardar silencio e imponerlo -en el espacio de sus dominios- a sus compañeros de odas. No bastándole con clausurar temporalmente el “chiringuito” decidió observar acechante desde la distancia a las posibles víctimas, y resultando ser de tan variada ralea sucedió que la verdugo fue neutralizada. En tales condiciones decidí, quiero decir, decidió apartarse de la farándula a contar las hormigas del vecindario. Nada tiene que ver en su decisión, pese a la prensa amarilla, la dispersa vida de la principal artífice de estos secuestros, que entre más mudanzas de las que quisiera a lo largo de estos dos años y otros sucesos que no vienen al caso, tuvo que subdividir los compartimentos de su memoria en un borrón y cuenta nueva poco preciso. Hasta que el primer secuestrado, Jesús Ge, poniendo esa primera entrevista en el muro de facebook de la que a partir de ahora llamaremos Rapso (por eso de la economía del lenguaje), le recuerda aquel delictivo proyecto. No estaría mal retomar este proyecto, se dice la raptora de ajenos versos, y animada a delinquir de nuevo, ha desempolvado la llave que abrirá el cubículo donde apreserá a los próximos cautivos. No habrá paz para los malvados.

La primera secuestrada en esta nueva etapa, es una poeta cuyas diversas tonalidades de azul ocupan la estancia rompiendo el ambiente intimidatorio que la organización ha creado para ella. Después de varios cambios de bombilla, hemos tenido que comprar una a juego para evitar un verde poco deseable, no estamos en un jardín. El foco apunta directamente a los ojos y cuando le pedimos que cante todo lo que sepa, coge un ukelele guardado en el bolsillo y tras rasgar unas notas se arranca con un blues que destapona los oídos. “Tengo pocas fuerzas para explicarme/ y tengo muchas plumas para irme”, nos dice tras la canción. Pues vaya... Los secuestradores nos miramos a los ojos incrédulos y la dejamos un buen rato a solas para que piense que no es bueno vacilar a la organización Rapso Falaria, pero tras la puerta, se siguen escuchando sus versos: “como me está prohibido mirarte/ y rescatar lo perdido del recuerdo...” En fin, que decidimos investigar entre sus allegados para saber quién es Lidia Fernández. Unos nos cuentan que es cantante y ha trabajado en varios proyectos, otros nos hablan de su oficio de enfermera, bastantes nos comentan su pasión por la poesía, que su primer cuadernillo se llamaba “La caja de las costuras”, y que recientemente ha publicado un libro con Ediciones Crussoe llamado “Sociedades en Trastienda”, y además frecuenta
todos los lugares de Madrid donde huela a poesía como rastreadora incansable de versos. “Sí, ¿pero quién es?”, insistimos. Y nadie nos da una respuesta satisfactoria. Por lo tanto, regresamos a la habitación azul donde ahora Lidia está cantando a lo Wanda Jackson, y en vista de no poder frenar sus ganas de expresar por cualquier medio sonoro, decidimos dejar sobre la mesa el siguiente cuestionario junto a un bolígrafo bic, por supuesto azul, para que lo rellene.

RAPSOFALARIA: ¿Quién eres?


LIDIA FERNÁNDEZ: Soy una persona que ama y que en ocasiones siente tanto arrojo como miedo ante la vida.


RAPSO: ¿Cómo decidiste hacerte amiga de los versos y secuestrarlos para tu propio gozo?


LIDIA: Un buen día, tratando de describir mis emociones, sensaciones y sentimientos; Aquellos que creía incomprensibles y privados. Aquellos que necesitaba expresar en un ejercicio de éxtasis, sinceridad del instante y auto conocimiento.


RAPSO: ¿si no azul, qué color serías?

LIDIA : Morado o rojo.


RAPSO: Estamos inventando la máquina del tiempo, ¿dónde te llevamos?


LIDIA: A los años 50.

RAPSO: ¿mamífero, ave, pez, reptil, anfibio o antrópodo?

Anfibio, sin duda.

RAPSO: ¿Frío o calor?

LIDIA: Calor o primavera.

RAPSO: ¿En qué andas ahora?

LIDIA: Deconstruyéndome.

RAPSO: Un poema

LIDIA:

Paso a desnivel

Aquí hay un ascensor
Para abuelas tiernas,
Un sube y baja distinciones
En mitad del mundo.

Si tuviera valor,
Esto sería todo:
Una maldita vanidad hecha lirios.

Desde las ventanas solo soledad.
Heces.

Será mejor
Que hoy tampoco seamos felices.


RAPSO: Otro poema


LIDIA:

En época de creación
No soy buena compañía;

Me desnudo hasta tres veces,
Voy al baño atareada de pelusas,
Me vuelvo indecente hasta el extremo,
Agua de hierro, cobre vaciado,
Algo así.

Material de escultura, latón.
La exageración
No es una casualidad
Como tampoco lo es que no me llames,
Etcétera…

Gafas de sol,
Rescatándome para parecer
Un poco cuerda.
Comida para ricos,
Que somos tan pobres que tenemos tres centavos
Donde cabe el mundo,
Y cada uno de sus disgustos bipolares.

El humo es hiperactivo,
Siempre me obsesiono
Con la idea de que vas a abandonarme.
Recelo.
Soy esclava de tu nombre.
Pero si no vuelves, lo entenderé.


RAPSO: ¿Algo que añadir?

LIDIA: Ha sido un verdadero placer poder reabrir este espacio y ser secuestrada por usted, bella rapsofalaria. Muchísimas gracias.

RAPSO: Quedas liberada.

Blog de Lidia Fernández: