viernes, 10 de mayo de 2013

FELIPE ZAPICO ALONSO



Con la llegada de la primavera a Rapsofalaria lo único que le apetece es sentarse en una terraza o perderse en el monte para no pensar: “ok, no es momento de secuestros, ya estamos lo suficientemente jodidos”.
Aunque menos divertido, caña en mano y decidida a que sean los poetas quienes vengan voluntariamente a las oficinas de la organización, me encuentro con Felipe Zapico bebiendo un “Litro de versos”, de Eolas ediciones. Pido uno de esos al camarero, a ver si se me pega algo, pero el poeta ha consumido el último barril. “Otra vez será”, me digo. De pronto, Zapico se levanta ebrio y lúcido a la vez, con una leve inclinación a la siniestra, mientras declama: “Cae la tarde/aplastándome,/viene la sed/y la sed me seca”. Me propongo seguirlo y se me escapa, pero gracias a la guía de navegación, me lo encuentro abrazado a un árbol. Como si nada, se desplaza hacia otro paisaje, con su cámara fotográfica dispara a las presencias que temerarias se le cruzan, me escondo. Se detiene a hacer “Balances Parciales”, de nuevo de Eolas: “Una mañana fui dios/cáustico/abrupto/desperdigando/a la noche”. Lo vuelvo a perder, pasada una semana, me cuentan que ha ido a un festival en el norte, a un recital en el sur, a una protesta en todas partes, entretanto, ha acudido a su trabajo en la universidad donde enseña a fabricar una bomba en el cráneo que restablezca las conexiones neuronales.
Regreso a casa, me conecto a internet y descubro que están buscando a “El ladrón de peras”, de editorial origami. Unos ojos bajo un pasamontañas parecen desvelar la identidad de Zapico. Sigo el rastreo y escucho al grupo de rock Deicidas, canta el poeta. Comprendo que es imposible seguirle la pista hasta el final y me atrevo a pedirle que me conceda la siguiente entrevista:

Rapsofalaria: De no ser tú ¿quién te gustaría ser?

Zapico: Tal vez tú.

Rapso: ¿Cuál es tu arma?

Zapi: La desobediencia.

Rapso: Por favor, completa estas frases: “odio...” “amo...” “deseo...”

Zapi: Odio al que odia, amo al que ama y deseo al que desea. (Tal vez habría que ajustar los géneros, pero así está bien).

Rapso: ¿Solo o con hielo?

Zapi: Siempre con hielo, mucho hielo

Rapso: ¿Noche o día?

Zapi: Día (gasté todas las noches ya)

Rapso: ¿hacia dónde te diriges?

Zapi: Al fondo.

Rapso: ¿Una canción?

Zapi: Cancún motel, la que acabo de componer y grabar

Rapso: ¿qué te inspira?

Zapi: Todo, absolutamente todo y eso es un desastre.

Rapso: ¿un poema?

Zapi: 

Me he puesto una
cremallera
en la cicatriz
de tu ausencia.

Teresa Naranjo Pérez. Escupideces

Rapso: ¿un libro?

Zapi: Mi padre, El rey de Gsús Bonilla.

Rapso: ¿qué es lo más raro que te han dicho?

Zapi: No soy lo mejor para ti.

Rapso: ¿Qué te conmueve?

Zapi: El ideal.

Rapso: Otro poema

Zapi: Uno mío, el penúltimo.

Flores de otro mundo (no es la película)

Nunca volví a comprar flores
en
la floristería
junto a nuestra
casa
por
si
me preguntaban
y
el nudo
de
la garganta
me
exterminaba.
Ayer me atreví
después
de tantos años;
allá
me fui
y
acaban
de
cerrarla
por jubilación.


Rapso: ¿algo que quieras añadir?

Zapi: A ÑA DIR. Ridaña. Y no se me ocurre nada más.

Rapso: Muchas gracias por la entrevista.

Zapi: Gracias a Rapso


Os dejamos con esta canción de Deicidas




No hay comentarios:

Publicar un comentario